Alien: Tiburón en el espacio
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Esta es una de esas notas que salen directo de una reunión de redacción. En el fragor de ajustar el calendario y las diferentes tareas que implican sacar un medio todos los días, siempre aparece un ida y vuelta que, con dos manijas como Luis y Juanma, termina en posible nota. Hablando sobre diferentes temas, en un momento caímos en la cuenta de que las primeras tres películas de Alien contaron con una trifecta, una pierna de directores difícil empatar: Ridley Scott, James Cameron y David Fincher. Ameritaba un artículo.

Alien (1979)

Cuentan las diferentes historias que cuando Dan O'Bannon y Ronald Shusett (guionistas de la película) tuvieron que hacer el pitch de venta al estudio, les dijeron que era "como Tiburón en el espacio". Con la luz verde que obtuvieron de Brandywine Productions, que luego la vendió a 20th Century Fox, se tiraron de cabeza a hacer la película. Para eso se fijaron en un (por entonces) no muy conocido director que sólo tenía una película: Los duelistas. Era ni más ni menos que Ridley Scott, quién con el correr de los años se volvería una referencia obligada del cine de ciencia ficción en particular, y del cine industrial en general.

Alien sería la primera entrega de una saga larguísima que, lamentablemente, devendría en una "franquicia", siguiendo el trayecto de todas las películas que se convierten en eso: exploitation, juguetes y miles de secuelas, reboots y hasta "series". Rescato Prometheus y Covenant más que nada por la expansión de la historia de los ingenieros, los motivos religiosos y alguna enroscada más, más allá de que cómo películas en sí no aportan demasiado a la saga. Pero cuando la cosa todavía no era tan intensa –o por lo menos cuando yo era un niño–, sólo existían tres y nada más. Las primeras dos, inevitablemente canónicas. La tercera, en discusión.

Alien es la primera película de la franquicia, estrenada en 1979. Fue dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Sigourney Weaver en el papel de la Teniente Ripley. En el film es el año 2122 y la tripulación de la nave de carga comercial USCSS Nostromo interrumpe su viaje de regreso a la Tierra al recibir una señal de auxilio proveniente de una luna desconocida. Mientras buscan el origen de la señal, uno de los tripulantes es atacado por un organismo alienígena que se adhiere a su rostro y lo deja en coma. Al día siguiente, un embrión extraterrestre explota desde el pecho del tripulante y crece rápidamente hasta convertirse en una máquina de matar. A medida que el alien los acecha dentro de la nave, la tripulación intenta desesperadamente encontrar una forma de defenderse.

Esta primera entrega de la saga es una especie de codificador de una extensa serie de tropos narrativos, pero principalmente el del terror espacial/corporal. Los elementos disponibles en la Alien de 1979 marcarían sin dudas el rumbo del género. La nave como espacio dramático, el enemigo desconocido de origen extraterrestre, la mitología espacial de una tecnología extinta a incomprensible como el marco en el cual se desarrolla la historia (elemento lovecraftiano). "En el espacio nadie te escuchará gritar." El cuerpo humano sometido a un proceso de mutilación constante. Pienso en sucesores del género: Event Horizon y Dead Space. O en cómo el xenomorfo sería una fuente de inspiración –y choreo– para una multiplicidad de otras criaturas similares de la ficción: los Zerg del Starcraft y los genestealers de Warhammer 40K.

Dibujo orginal H.R. Giger del Xenomorfo
Dibujo Original de H.R. Giger que inspiró la creación del Xenomorfo

Sin dudas, los elementos magistrales de la película están en el diseño de la producción, los personajes siendo una especie de fleteros del espacio, el encuentro con lo inefable al modo lovecraftiano, los xenomorfos y todo el diseño biomecánico de la cultura Alien elaborado por H.R. Giger, la maestría que demostró Ridley Scott para hacer la película y la escena absolutamente icónica del pecho partido por el Alien recién nacido. Que el Xenomorfo sea indistinguible de una maraña de cables, el diseño del monstruo implacable pero ciego, Ripley como protagonista mujer. Nada, realmente brillante. Alcanza con ver los primeros 10 minutos de película para entender que está todo mal y que lo que se viene es una mierda absoluta.

¿Y en qué reside la maestría de Scott en esta película en particular? Es exactamente lo mismo que hizo Spielberg en Tiburón. La construcción del terror está más en el "fuera de campo" y la evolución de esa amenaza constante que en la aparición del bicho, que no llega a los 4 minutos de tiempo de pantalla; y a quién sólo vemos de cuerpo entero al final, dejando una sensación similar a Alf. Literalmente, cine. Una película constituída a base de una atmósfera (hola Super Metroid).

Aliens (1986)

Ahora bien, si Alien es una obra maestra, ¿qué podemos decir de Aliens? La película de 1986 fue dirigida ni más ni menos que por James Cameron, que recién venía de filmar Terminator e ideó un guion tan bueno como para hacerse con el proyecto de secuela. Pero, en este caso, Cameron sabía que no podía repetir el truco. Entonces la película vira hacia la acción, manteniendo el elemento de terror en la implacabilidad de los Xenomorfos. ¿Qué puede ser más peligroso que un solo Alien? Una legión de Aliens. Y es ahí cuando la película se pone buena.

Aliens (1986) por James Cameron

Si Alien es sobre personas comunes que se enfrentan con una criatura desconocida y letal en partes iguales, en Aliens lo que tenemos es a un pelotón completo de soldados americanos llevando el libre mercado y la democracia a un planeta olvidado por Dios. Sólo para darse cuenta de que en realidad no son más que peones en un juego corporativo donde la Weyland Corp. está intentando capturar un Xeno para utilizarlo como arma biológica. ALERTA SPOILERS: en las posteriores entregas de Alien dirigidas por Ridley Scott nos enteramos un poco de que éste fue el comienzo de los Aliens como tales. Weaponized Xenos.

En esta segunda entrega tenemos a una teniente Ripley que despierta de su sueño criogénico, con los ovarios al plato, liderando a un escuadrón de cavernícolas entrañables que harán todo lo posible para limpiar el planeta. Mientras tanto, el burócrata de turno trata de completar su psyop y llevarse un Xenomorfo vivo. En esta segunda entrega nos enteramos también de la organización del tipo colmena a la cual los Aliens están sometidos. Existe una reina Alien que pone huevos alienígenas de donde salen los facehuggers, que infectan humanos a los que finalmente los miniAliens les explotan el pecho desde dentro hasta que crecen a un tamaño estándar para los percentiles Xenomórficos.

La maestría, en este caso, de James Cameron está en cómo convirtió una película de terror en una de acción, donde las armas, en algún punto, son las protagonistas. Si la primera de la Saga es "Tiburón en el espacio", ésta puede ser considerada como "Pelotón en el espacio". Tópico que, de nuevo, se volvería recurrente en diferentes películas y/o videojuegos. Podemos pensar en la tropa de jungla catachan de Warhammer 40K que literalmente vive en un Vietnam espacial, o Starship Troopers, o Gears Of War, o Helldivers. ¿Qué mejor que marines espaciales para enfrentar a una plaga de aliens tipo insectos del espacio?

La exterminación total de una población alienígena que es completamente irreflexiva y peligrosa contra los seres humanos desata una de las ensoñaciones masculinas más recurrentes de todos los tiempos: la guerra absoluta y amoral. Genocidio Xeno sin sistemas de Compliance. Sí, por un instante podemos jugar a ser las IDF. El Xenomorfo es la otredad perfecta, si te acercás te aniquila, no tiene sistemas culturales, no habla, no escribe, no nada. ¿La colmena? Poco más que un nido de cucarachas. Es un insecto del tamaño de un humano: raid de plomo y a otra cosa.

Años más tarde, James Cameron desandaría este camino en Avatar, donde –oh, casualidad– también actuaría Sigourney Weaver. Pero esta vez la representación de los iletrados autóctonos del espacio caería dentro del espacio de lo moral, en una trama sobre los problemas de la avanzada imperialista espacial en busca de recursos naturales para mantener funcionando al capitalismo terrestre. El cambio entre Vietnam y la invasión a Irak - Afganistán.

Además, Ripley desarrolla su costado más afectivo al encariñarse con una Newt, una niña huérfana encontrada en la base infestada por Xenomorfos, quién será secuestrada nuevamente por los alienígenas y rescatada por Ripley sobre el final de la película. Luego, parten los sobrevivientes rumbo a la Tierra. Entre ellos, Dwayne Hicks (interpretado por Michael Biehn, el mismo actor del Kyle Reese de Terminator), el mejor soldado del futuro que jamás tuvo el cine; y lo que quedó de Bishop, el androide.

Aliens³ (1992)

Si bien nunca tuve problemas en definir de forma arbitraria cuando una saga deja de tener importancia a nivel canónico –en Terminator, en la 2–, concepto que eventualmente tendremos que discutir, da la casualidad que Alien³ no marca el final de la franquicia pero sí la muerte de su protagonista más importante: la teniente Ripley (que volvería en Alien: Resurrección pero en forma de clon). Pero así como mata uno de los fundamentos de la saga, la película de 1992 también da luz a David Fincher como director de cine industrial: después de esta entrega, filmaría de corrido Se7en, The Game y Fight Club. Sin proponérselo –¿o sí?–, Alien terminaría su primera etapa sumando como su tercer director a otro pope de la industria cinematográfica moderna. Así se completaría una trifecta difícil de igualar: Scott, Cameron, Fincher.

Ahora bien, el resultado de esta jugada en términos cinematográficos sigue en discusión. Como me enseñó Mariano Castaño en la materia Realización I cuando estudié Cine en el IDAC: "Las excusas no se filman". Y si bien quizás esto suene a excusa, en realidad es una explicación: durante todo el rodaje de la película no hubo guion. Con esto en mente, podemos entender un poco más el quilombo que significó hacer Alien³, su resultado desparejo y la existencia de dos versiones para ver: la película tal cual se estrenó, y el Assembly Cut que lanzó años después 20th Century Fox para intentar acercar la película a "la visión del director".

Ripley Alien3

Fincher rechazó de plano su intervención en este proyecto a raíz del destrato sufrido durante el rodaje y el estreno en manos de la productora, dejando en claro a lo largo de su vida que no siente para nada esa película como "propia". En criollo, le soltó la mano. Por eso, para analizarla a fondo deberíamos poder establecer cierta comparación entre ambas versiones, pero es un montón para un artículo de esta extensión, que busca –como mucho– bajar qué fue lo que le dejó cada director a la saga.

Alien³ narra los eventos inmediatamente posteriores de Aliens. Tras el escape de los cuatro sobrevivientes y su entrada en hipersueño con destino a la Tierra, la cápsula de escape (Sulaco) no llega a destino sino que sufre un accidente y revienta contra la superficie del planeta Fiorina 161, un planeta cárcel habitado sólo por hombres de extrema peligrosidad. Es decir, una colonia incel. O una especie de monasterio futurista si nos ponemos más metafóricos y bondadosos con el tema de la película.

Claro que Ripley no viaja sola, sino que trae consigo a la puta plaga. El gran acierto de la película está en el escenario, una especie de cruza entre fundición (los tipos extraen metales) y una catedral/monasterio espacial abandonada. Al ser una cárcel, ninguno de los incels está armado. El director de la institución no le cree a Ripley –porque es incel– hasta que es empalado por un Xenomorfo, que utiliza un perro para poder completar su mutación. Este pequeño detalle abrió las puertas a los xenomorfos a invadir otros organismos vivos además de los humanos, lo cual derivó en el infame Alien depredador de los spin off posteriores.

En paralelo a la lucha de Ripley con su ejército de incels/simps –el simp es la sombra del incel–, la Weyland Corporation se aviva de que Ripley sigue viva y manda a buscarla. Porque –oh, sorpresa– dentro suyo Ripley lleva un Alien. Pero no cualquiera, sino el embrión de una Reina. De esta secuencia sale la icónica imagen que ilustra esta nota del Xenomorfo olfateando a Ripley sin matarla. Así, sin armas (ni rencores), Ripley y los incels idean un plan para atrapar al Xenomorfo utilizando diferentes tipos de estratagemas y carnadas.

Alien³ esquiva casi todas las convenciones de las anteriores: están en un espacio cerrado pero no es una nave espacial, no tienen ningún tipo de arma y, por último, ellos van a cazar al cazador. El momento de la derrota final del Xenomorfo coincide con la llegada a la fundición de un humano (¿o androide?) igual a Bishop, que se despacha con un encomio de la biología Xeno y por qué debería ser salvada, estudiada y replicada. Ripley elige poner fin a toda esta tragedia (Newt muerta, Hicks muerto, Bishop muerto) y se tira de pecho –mentira, de espalda– al maremagnum de fundición. Sí, en un final casi igual a Terminator 2, que había salido el año anterior. Insólito. Pero Ripley elije sacrificarse por la humanidad, dar su vida a cambio de la supervivencia de la especie y de paso mandar a la remil puta que los parió a toda la Weyland Corp. Enmarcado en su lucha contra el mal que incuba, en una especie de monasterio espacial, bueno, ustedes entienden por dónde viene la mano.

Así, sin más, termina el recorrido por la trilogía original de la saga Alien y la Teniente Ripley, posiblemente el único personaje de toda la ficción cinematográfica que haya sido dirigido por tres gigantes de la industria. Tres que además tuvieron con estas películas casi sus debuts cinematográficos o, por lo menos, la saga que los puso en el firmamento del cine. Incluso Cameron ya había sacado Terminator, pero recién había empezado a trabajar en ella para el rodaje.