Devconnect 2025: el evento más grande de Ethereum llega a Argentina
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En menos de un mes se va a realizar en Argentina la Devconnect, la primera Feria Mundial de Ethereum, una gran exposición con lo mejor del ecosistema reunido en nuestro país, del 17 al 22 de noviembre, con epicentro en La Rural. No es un evento más: es la propia Ethereum Foundation reuniendo a los mayores actores del mundo Ethereum para definir el futuro de la red.

Y no es casual la elección de Argentina, dado que Buenos Aires tiene una de las mayores aglomeraciones de empresas de infraestructura de Ethereum, que acompañan la red desde su nacimiento. Desde grupos de desarrollo especializado en criptografía, Zero-Knowledge Proofs y L2 como LambdaClass y Wonderland.xyz, hasta la mayor auditora de contratos inteligentes, OpenZeppelin. Además de proyectos como MakerDAO (ahora Sky.money), que estuvo detrás de DAI, la primera stablecoin trustless; o billeteras con millones de usuarios en la región como Lemon y Ripio.

Pese a que Argentina tiene una de las comunidades de desarrollo más serias dentro del ecosistema de Ethereum, este año fue noticia no por sus virtudes sino por sus vicios. La estafa de Libra, que contó con el activo apoyo del presidente Javier Milei, no sólo significó un daño para los estafados sino que también tuvo como principal damnificada a la comunidad de desarrollo local. Años y años de trabajo creando la reputación de ser una comunidad seria, dedicada a la infraestructura y con recursos humanos al filo constante de la innovación, desperdiciados por la influencia de un estafador de poca monta como Hayden Davis. Argentina, como vemos, es un país complejo, de historia algo contradictoria.

Ese quizá sea el mayor daño que la Devconnect pretende enmendar, además de acercar la comunidad local al público en general. Así como Javier Milei demostró un amplio desconocimiento del universo serio de las criptomonedas, el resto del arco político no se queda atrás. Distintas expresiones que oscilan entre enfoques tecno-optimistas, donde se venden soluciones cuasi mágicas a problemas concretos, hasta los enfoques tecnófobos donde se iguala todo el desarrollo de Bitcoin y Ethereum a una estafa como Zoe Cash. La capacidad de discernimiento entre ambos polos del espectro siempre fue clave, pero ahora lo es más que nunca.

Metafísica en la blockchain

Ahora bien, también es cierto que el ecosistema cripto nunca fue un lugar del todo sencillo para los recién llegados. Esa naturaleza ambivalente de nuestro país también se manifiesta como una gran interna dentro del ecosistema cripto en general, y de Ethereum en particular. Hay una guerra cultural en desarrollo. Aunque muchos devs hubiesen querido lo contrario, estos escenarios son inevitables.

Donde hay seres humanos construyendo cosas, hay bandos. Hay miradas contrapuestas y esas diferencias no son triviales, ya que son las que marcan el rumbo de un proyecto. Cuando hay tanto dinero en juego, esas diferencias pueden mutar en trincheras. Pese al sueño tecno-optimista de que la tecnología habría resuelto los problemas de la política, la política siempre se las ingenia para reingresar por la ventana una vez que la echan por la puerta. Como sabemos aquellos a quienes nos interesa este fino arte, el gran ordenador metafísico de la política es la lealtad y quizá es lo único que cuenta cuando hay bandos y trincheras.

Incluso extrapolando este criterio a la propia arquitectura de la cadena de bloques, ¿qué es un hard fork sino un quiebre, un cisma cultural al interior de una propia comunidad? ¿No es acaso un quiebre en la lealtad hacia el propio proyecto? Pero no quiero irme por las ramas de la metafísica, algo que realmente me gusta mucho pero es material para otro artículo.

Criptopunks vs Managerial Class

Bajémoslo a algo bien concreto. Cualquiera que haya pasado el tiempo suficiente conociendo gente, empresas y grupos de desarrollo en cripto puede tipificar dos tipos humanos. El primero no es ni más ni menos que el criptopunk. Los criptopunks son fáciles de identificar. En principio, suelen ir vestidos como en su propia casa, no tienen demasiado problema por tener muy afilada su apariencia y rápidamente se pueden poner a conversar sobre al menos un tema dentro de la amplia gama que constituye la cultura gorda: ciencia ficción, Warhammer, Magic: The Gathering, Argentum, Age of Empires, StarCraft, algún juego de rol, algún tipo de película en particular, Akira, Ghost in the Shell, algún cliente de Torrent favorito o directamente un servidor auto hosteado. Aunque también algún tipo de conocimiento gordo respecto de economía, ingeniería, matemática, álgebra, lógica y, por supuesto, lenguajes de programación. Todos tienen una Raspberry. Es muy sencillo saber que cada uno tiene una postura respecto de quién o quiénes conformaban a "Satoshi Nakamoto" y todos se emocionan cuando les hablás de Hal Finney. El criptopunk o gordo cripto entró en la tecnología porque ahí encontró algo que no había en otra parte del mundo. Fundamentalmente, algo relacionado con la seguridad, con el anonimato, con la posibilidad de mover dinero por fuera del sistema bancario, y con los fundamentos filosóficos explicitados en el Whitepaper de Satoshi Nakamoto. El gordo cripto es un ser humano espectacular. No le importa el qué dirán, podría estaría todo el día en ojotas con medias y probó al menos dos cold wallets en su vida.

Por otro lado, existe un segundo tipo humano: la clase gerencial. Este grupo no tiene interés intrínseco en cripto, ni en Bitcoin, ni en el avance que implican un smart contract. La clase gerencial está en cripto, como puede estar en el mundo bancario, en la energía, en el deporte, en una aerolínea. Está acá porque es una forma legítima de hacer plata, desarrollar una red de contactos con gente más o menos importante y a la vez desarrollar su propia "carrera". La clase gerencial aparece cuando un ecosistema empieza a consolidarse y a, necesariamente, tender lazos con el mundo legacy. Esto sucedió cuando cripto, a través de billeteras centralizadas y brokers como Binance, Coinbase, Kraken e incluso FTX, tuvo que empezar a tejer relaciones con el mundo bancario tradicional. En general, usan saco o se visten de traje. En el mundo cripto son dos señales de alerta. Este espectro está constituido, en su mayoría, por abogados, buscadores de dinero rápido (gold diggers), proyectos que venden tokens totalmente inútiles pero disfrazados bajo un traje de "seriedad" para atrapar a los desprevenidos, empresas que brindan soluciones a problemas que no existen (me acuerdo de uno que quería tokenizar vacas), algunos lisa y llanamente estafadores y otros que se reúnen alrededor de la cultura del café permanente, o coworkings que no son más que trampas para turistas o nómades digitales desprevenidos.

Si alguien tiene un saco y te quiere convencer de que compres el token de su proyecto "serio", posiblemente sea un estafador. Lo mismo pasa con ambientes, reuniones o espacios de cowork donde lo único que se encuentra es abogados y lobistas de poca monta vendiendo un optimismo desmedido por tecnologías que ni siquiera entienden lo suficiente. Como regla general, si veo a alguien con traje que me habla de cripto, me llevo la mano a la billetera. En cambio, y como regla general, con todos los que tienen algún tipo de pertenencia al "espectro" siento una confianza cuasi automática. Por ahora, este instinto no me falla.

Si un proyecto no se puede explicar en forma sencilla, si no es posible entender qué hace, cómo lo hace, para qué lo hace, si ese proyecto no tiene un caso de uso o no tiene valor dentro de la comunidad, lo mejor es huir.

Casos de uso emergentes en Ethereum

La llegada de la Devconnect es también un buen momento para ver en qué está Ethereum después de algunos cambios fundamentales en su forma de procesar pagos, volverse más segura y aumentar su capacidad de descentralización.

Ethereum es sin dudas uno de los principales proyectos cripto del planeta, dada su capacidad de innovación constante. Desde la creación e implementación real del concepto de "contrato inteligente", la noción de que Ethereum se puede volver algo así como una "computadora global" ocupó una parte central de su Ethos. Luego vinieron sucesivas olas de hype donde siempre parecía estar cerca de dar con un caso de uso definitivo que facilitara la adopción masiva por parte del público general: pienso desde la época de los las ICO, CriptoKitties, la fiebre de los NFT, la aparición de DeFi, la creación del metaverso y así un montón de olas, donde cada una fue dejando la suyo.

Cada ola tuvo su expansión, su explosión y luego su evidente agotamiento. Sin embargo, en ese proceso fueron quedando cosas. En paralelo, Ethereum se convirtió en la principal plataforma para la creación de stablecoins. De 2020 para acá, este mercado creció de forma exponencial, llegando a los 200 mil millones de dólares en la actualidad.

En definitiva, y detrás de cada ola que fue surgiendo al calor de las innovaciones posibles que permitía la tecnología de la plataforma, lo que fue sucediendo es que Ethereum encontró su propio caso de uso a partir de las necesidades de sus usuarios. En algún punto, el haber sido una especie de laboratorio para la innovación terminó funcionando. El encuentro de un caso de uso particular puede marcar un punto de inflexión para toda la comunidad de Ethereum.

Tal como explica el posteo de Electric Capital, Ethereum se convirtió en una plataforma semi bancaria para las mayorías no bancarizadas alrededor del mundo. Claro, un caso de uso que puede parecer algo absurdo en las principales economías, pero que para países con infraestructura bancaria paupérrima como Argentina u otras naciones del tercer mundo es una especie de oasis. La capacidad de comprar y vender dólares sin restricción, de mandar pagos internacionales en segundos a bajo costo e incluso de poder financiarse con esos dólares digitales abre la posibilidad de tener un sistema bancario, bastante descentralizado, todo lo neutral que una herramienta así permite, cuyo horizonte es la integración global de la cadena de pagos.

Algo así propuso Vitalik Buterin, el principal referente de Ethereum, en uno de sus últimos posteos en su blog personal. Y algo que sin dudas puede llegar a ser uno de los ejes de discusión más importantes en la Devconnect 2025, en especial en un contexto tan convulsionado respecto del ingreso de dólares, salvatajes y planes de estabilización fallidos como el argentino. De hecho, el propio Vitalik está confirmado para la Feria.

Lo que propone Buterin es la posibilidad de que finalmente Ethereum encuentre un caso de uso que sea el núcleo del negocio de la red. Es decir, un caso de uso tan grande que permita el crecimiento constante en usuarios y en facturación por parte de los diferentes validadores que hoy tienen su capital invertido en ETH y en sus procesos de validación. Buterin propone o analiza la posibilidad de que un sistema que pague una tasa baja a riesgo muy pequeño para los tenedores de stablecoins en Ethereum pueda ser la famosa killer feature que convierta definitivamente a Ethereum en una plataforma global de adopción masiva.

Si lo pensás, sería sencillamente replicar un modelo bancario cuasi estándar en el cual la red pagaría un fee de un 5% (más o menos) a quienes dejen sus tokens ahí estacionados. La gran diferencia es que sería una especie de banco descentralizado con la posibilidad de sumar a todo el planeta, no necesariamente a una sola jurisdicción. Aunque esta perspectiva también tiene sus propios inconvenientes, sería sin duda un salto definitivo en el camino de la red para convertirse en lo que siempre aspiró a ser: la infraestructura de un nuevo sistema financiero global

Y ahí, entonces, tal como explicamos más arriba, las luchas internas por el espíritu y el control del proyecto ganan otro nivel de relevancia. Tanto en el nivel micro argentino, al cual le dedicamos un buen espacio en este artículo, como a nivel internacional, donde si bien existe otro nivel de complejidad, en líneas generales la lucha es la misma: criptopunks contra gerentes. Que no es más que la pelea por el espíritu de la época manifestándose en una disputa técnica de escala global. Nos vemos en las trincheras.